TC3
cubo textil contemporáneo
Hibridos antinaturales y Paisajes des(compuestos); la instalación Palo Verde en el cubo de la escalera, pertenece a la primera serie y los Paisajes I y II en las vitrinas, a la segunda. Seleccionamos obras de estas colecciones para evidenciar la investigación estética procurada por Emilia desde sus primeras piezas, entre la plasticidad de los materiales y los procesos técnicos nuevos, no convencionales para las artes plásticas, que busca el equilibrio entre la estructura racional y el proceso intuitivo y que usa el tejido como base. Desde sus inicios tejer, cocer, unir, trenzar han sido “el con qué” de Emilia. Reunir cerámica con hule, anudar chaquira con barro negro, hilvanar plástico con tela con la intención de juntar realidades diferentes y propiciar un diálogo, a manera de continuidad, reflejo y resultado del mundo que habitamos, en el que la cotidianidad del Internet permite una condición global.
Emilia inició el proceso de producción de la serie Paisajes des(compuestos) con la toma de fotografías digitales de paisajes de la naturaleza, los archivos los trabajó con photoshop, al explorar los comandos del programa encontró el de “patchwork”. Al tiempo recolectaba bolsas de diferentes productos de su propio consumo y de amigos. Al tiempo veía la basura en las calles de Oaxaca y la registraba en fotografías. Cruzó ideas, integró procesos y tradujo las fotos de paisajes sobre las mallas para manualidades, bordándolos con plásticos de desecho. Los observó detenidamente y los escaneó; quería transformar su escala. Los nuevos archivos los imprimió en pequeño y en gran formato. Y el hallazgo se cristalizó. Tejió nuevas realidades, integró el paisaje con el deterioro ambiental y creó las imágenes propias de una conciencia planetaria hacia el reciclaje y el cuidado del medio ambiente.
En el caso de Hibridos antinaturales el proceso fue intuitivo. Emilia realizó una residencia en Vermont, EUA, vivió en medio del bosque. Esto le permitió generar y experimentar otras formas de creación. Tomó unas telas y empezó a chorrearles pintura negra, oscilaba la manta extendiendo la mancha, permitiendo acumulaciones y esparcimientos. Observó los paños y se dio cuenta de que eran como ramas, como pedazos de árboles, pero ¿cuáles? Al regresar a Oaxaca y ver de nuevo su trabajo anterior, de pronto a las nuevas especies les nacieron flores, brotes, incrustaciones, les coció plásticos y les hizo pespuntes de hilos a manera de extensiones vivas. Poco a poco se fue dando cuenta que estaba haciendo una nueva fitología. Hizo una visita al Jardín Etnobotánico de Oaxaca y descubrió que las “especies” de tela, parches de plástico e hilo correspondían a las especies del Jardín. Y como una científica del siglo XIX en el siglo XXI exhibe estas nuevas variedades de “plantas oaxaqueñas”, como exponentes en gestación entre el edificio de del Museo y las fibras del Textil.
olgaMargarita dávila
curadora